jueves, 20 de octubre de 2011

Ser anónimo en Internet, una tarea imposible

Nuestra participación en redes sociales y los datos ofrecidos a distintas empresas facilitan la circulación de información privada. También los rastros que dejamos al navegar en la web

Las redes sociales poseen información personal de sus usuarios que puede ser muy apreciada para empresas de publicidad. De acuerdo con el profesor de Ingeniería Telemática de la Universidad de Murcia, Antonio Ruiz Martínez, las redes sociales pueden parecer inocentes a primera vista, pero pueden revelar demasiado.

"Quiénes somos, dónde estamos, a dónde vamos, con quién nos relacionamos. Esa es información muy valiosa", advierte el especialista a la BBC, ya que los campos o categorías que se llenan, como la edad, estado civil, género o profesión, es una decisión personal.

En el estudio Large Online Social Footprints. An emerging threat ("Grandes huellas sociales online. Una amenaza emergente"), un grupo de investigadores del Instituto de Tecnología de Georgia, coordinados por Danesh Irani, analizó la información de 13.990 usuarios activos de Internet.

"Comprobamos que de 10 de las 15 redes sociales más populares en Internet, un usuario adscrito a una red social revela en promedio 4,3 campos de su información personal. Para usuarios con más de ocho membresías en redes sociales, el promedio aumenta a 8,5", indica la investigación.

La información que una persona coloca en los perfiles de las diferentes redes sociales a las que pertenece puede ser contrastada y combinada. "Más de 40 por ciento de las huellas sociales de un individuo pueden ser reconstruidas a través de un solo seudónimo y un atacante puede reconstruir de 10% a 35% de las huellas sociales de un individuo usando el nombre de una persona", señala el estudio de Irani.

Por otro lado, los datos que los cibernautas prestan a determinados sitios web permiten que puedan filtrarse a otras compañías. Un informe de la BBC, basado en un estudio del Laboratorio de Seguridad Computacional de la Universidad de Stanford, señala que la información se cuela a través de terceros.

De acuerdo con el investigador Jonathan Mayer de la misma universidad, de 185 sitios en Internet analizados, en 113 el nombre del usuario o la identificación del usuario se fugó a una tercera parte. Esto representa el 61 por ciento de la muestra.

La respuesta a la pregunta de si realmente se puede ser anónimos en Internet es contundente: "No, al día de hoy, aún falta bastante para conseguir el anonimato. Hay muchas técnicas para garantizar la privacidad, pero no se están aplicando", indicó Ruiz.

"Cada vez que accedemos a una publicidad en particular, el anunciante puede saber desde que página web venimos, por ejemplo, desde Google o Amazon. Asociando o combinando información, pueden saber quiénes somos. En general, lo que más les interesa es la dirección de correo electrónico para enviarnos promociones de productos que saben nos gustan", indicó Ruiz.

De acuerdo con el experto, por medio de las técnicas de rastreo las empresas pueden hasta conocer la dirección de cada computadora, mediante el IP de navegación. "Al saber desde qué máquina nos conectamos, pueden empezar a mostrarnos anuncios de productos o servicios", señaló el profesor.

"¿No le ha pasado, por ejemplo, que ha estado buscando precios de pasajes para la ciudad X y que una vez finalizada su búsqueda, visita otra página que no tiene ninguna relación con su sondeo y le aparecen anuncios de tarifas de vuelos para X, o que le salen anuncios similares sólo cuando se conecta desde la computadora en la que indagó por primera vez sobre pasajes a X?", resalta el informe de la BBC.

"En la jerga de la ciencia de la computación, los clickstreams (registro de las secciones de la pantalla sobre los cuales un cibernauta hace clic), que conforman los historiales de navegación que las compañías recolectan, no son anónimos en lo absoluto, son más bien seudónimos", coincidió el investigador de Ciencias de la Computación de la Universidad de Stanford, Arvind Narayanan.

En respuesta, distintas organizaciones promueven que se implemente la tecnología Do not track ("No rastrees"), que impide que se rastree al usuario cuando se conecta a un sitio web. Se trata de una herramienta tecnológica nueva que no todos los navegadores implementan.

Pero no siempre el problema de la privacidad de los usuarios logra ser una verdadera prioridad. Por ejemplo, no todos los sitios web preguntan a sus cibernautas si pueden compartir su información con otras compañías.

En muchas ocasiones, la fuga de información sobre un usuario hacia terceras partes ocurre cuando un sitio web introduce información del usuario en un URL (Uniform Resource Locator), que es la dirección única que identifica a una página en internet. Las compañías (terceras partes) que estén presentes en ese sitio pueden recibir el URL con datos del cibernauta apenas él o ella haga un clic.

El consenso entre los expertos apunta a que tiene que haber una legislación gubernamental que promueva el uso de la tecnología Do not track, pues el usuario tiene que tener la última palabra. "Si no existe una legislación que impida que se comparta la información, las empresas pueden hacerlo", indicó Ruiz.
  
Fuente | Infobae
Imagen | Ser anónimo en internet, una tarea imposible
  
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